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PINCELADAS DE CALMA: BOB ROSS Y SU ARTE TERAPÉUTICO

Hablar de Bob Ross significa recordar su programa de televisión "The Joy of Painting" (El placer de pintar, en español), emitido desde el año 1983 hasta 1994, en donde el artista enseñaba diversas técnicas para dibujar paisajes al óleo, que estaban compuestos, comúnmente, de montañas, ríos y árboles. El aprecio que le daba a sus pinturas era indudable, y, además de ser un exponente artístico, Bob Ross destacó por causar sensaciones terapéuticas mientras enseñaba a pintar, dado que por medio de su voz tranquila, y su personalidad amigable, produjo un ambiente acogedor para los espectadores, lo que contribuyó a que su programa tuviese un sello distintivo de inmediato.

 

Bajo un total de 403 episodios emitidos, Bob Ross mantenía esa esencia de demostrarnos la importancia de llevar una vida más tranquila y reconciliadora a través del arte. Cada episodio, que duraba alrededor de 30 minutos, trataba básicamente de él pintando paisajes y explicando paso a paso cómo lograrlo, pero sin darle importancia al resultado final, ya que él motivaba a sus espectadores a ser valientes y a explorar su propia creatividad, sin temor a cometer errores. Fue él quien logró desmenuzar una mirada contemplativa y espiritual de lo que ocurre cada vez que alguien decide practicar este arte.  

Bob Ross obtuvo un gran mérito por ser una persona carismática, que, con un lenguaje cálido y sereno, se esforzaba en recordar a su audiencia que, para poder alcanzar un estado de creatividad mucho mayor, se necesita de mucha calma y aceptación de uno mismo. Al sentir este amor propio, se liberan miedos y, por tanto, llegan nuevas ideas al momento de pintar. 

 

La magia de su programa va más allá de brindar lecciones de pintura al óleo, puesto que, bajo una perspectiva holística, Bob Ross pasa a convertirse también en una artista terapéutico, brindando sanación a través de su arte. Fue él quien popularizó frases como "pequeños accidentes felices" o "Solamente déjalo ir y cae como una pequeña cascada"; mensajes que invitaban a no temer a los errores y aceptarlos como tal, una actitud valiente acerca de ver las imperfecciones como oportunidades para activar el ingenio y salir adelante de situaciones que se creían insuperables. Su enfoque optimista, y su actitud motivadora, resonó con las personas que lo veían, y les inspiró a perseguir sus pasiones artísticas.

 

El que Bob Ross pudiese combinar el arte con su filosofía de vida, se debe al efecto hipnótico que entrega su programa televisivo, donde verlo pintar genera que se produzca una reducción del estrés, porque sus pinturas nos transportan a entornos naturales, que causan una potente conexión con la naturaleza. La experiencia es además meditativa, dado que cada capítulo exhibe todo el proceso de la obra, es decir, no solo instruye en la elección o mezclas de colores, sino que también nos recalca lo importante que es dejarse llevar por la intuición al momento de pintar, sin restringir la mente, sumergiéndose en el proceso creativo.

 

A su vez, La espiritualidad de Bob Ross también se manifestaba en su actitud contemplativa hacia los errores y los desafíos. Él veía los errores como oportunidades de aprendizaje y crecimiento. En lugar de frustrarse o desanimarse por ellos, los acogía como parte natural del desarrollo artístico y esta actitud de aceptación se asemeja mucho a los paradigmas y senderos espirituales, donde es usual que parte del crecimiento personal involucre el saber abrazar la imperfección y aprender de nuestras propias experiencias.  

 

 

El proceso de pintar con Bob Ross nos ayuda a encontrar un espacio de calma y a conectarnos con nuestra propia creatividad interior. Su estilo tranquilo, y sus movimientos suaves, facilitan a no perder la vista de lo que él está haciendo, y esto, causa que los espectadores reduzcan su ansiedad, o que sientan que las preocupaciones quedan de lado, aumentando la sensación de relajo cada vez que miran un capítulo.

 

La magia de ver los videos de Bob Ross, es que genera una reconfortante satisfacción, tanto por el arte que desarrolla, así como también por la paz que transmite al hablar. Él se esfuerza en mencionar que la perseverancia y la gratitud dan origen a valiosas lecciones para desenvolverse como ser humano. Inclusive, su estilo de pintura al óleo, su uso de pinceles y espátulas, y su habilidad para crear texturas y efectos visuales únicos han despertado la curiosidad y la pasión por el arte en muchas personas. Por lo que todo este conjunto de características -que Bob Ross promueve- avalan la pintura como un medio de autoexpresión, pero no solo quedándose en la teoría artística, sino que va más allá, demostrando que el arte también es un reflejo de la interioridad de cada uno.

Con la llegada de Internet, su show no pasó desapercibido, ya que son múltiples los comentarios que, día a día, recibe The joy of painting en redes sociales y, principalmente, en YouTube -plataforma donde se ha recopilado todos los episodios disponibles de este programa-. Se pueden encontrar numerosos elogios y muestras de admiración por su talento artístico, su estilo calmado y su actitud positiva. La forma en que él se presentaba en el programa, sin pretensiones ni ego, generaba una conexión genuina con la audiencia.

 

Aunque Bob Ross falleció en 1995 -a raíz de un cáncer linfático-, su legado sigue vigente en quienes vieron en él a una persona llena de gratitud y sabiduría. Si bien es sabido que fueron los propios productores del programa, conformados por el matrimonio Kowalski, quienes llevaron a Bob Ross a la ruina económica y, por consiguiente, a la destrucción de su bienestar personal, todas estas lamentables situaciones exponen lo que ocurre cuando alguien quiere cuidar sus logros.

 

Además, el hecho que otros se hayan quedado con la patente del show (creando así Bob Ross Inc.), solo reafirma el daño que causa la gente avariciosa y sin escrúpulos de perjudicarlo, inclusive tras años de grabación como equipo de trabajo. Pese a todo esto, Bob Ross ha construido toda una comunidad qué sigue prevaleciendo con fuerzas en la actualidad.

 

En conclusión, Bob Ross no solo era un artista talentoso, sino también un maestro y una figura inspiradora para muchas personas. A través de su estilo único de pintura, su actitud positiva y su visión filosófica, se convirtió en un ícono que trascendió en el mundo del arte.

 

Su propuesta artística y televisiva dio vida a un formato sanador, que, al igual que otras herramientas terapéuticas, sirve como acceso hacia la paz interior. Sus mensajes de motivación caló en las personas, y respaldó la pintura como una fuente de calma y tranquilidad, abriendo nuevos estudios acerca de la autoexpresión y bienestar emocional en el arte.

 

A través de su enfoque en la naturaleza, Bob Ross nos invita a encontrar la belleza en la vida, a reírse de la imperfección y a seguir el camino de la bondad. Su legado es un recordatorio de que, al igual que la espiritualidad, el arte también puede estar presente en todas las facetas de nuestra vida y que podemos encontrar inspiración y crecimiento espiritual en lugares inesperados.

 

Definitivamente Bob Ross brinda calma, inspiración y sanación a través de su imagen, lo que lo ha hecho posicionarse como un personaje querido y admirado, qué todavía perdura en el colectivo humano. Su trayectoria es algo que pocos autores del mundo moderno son capaces de generar en su audiencia, y cuando esto sucede, significa que fue una persona adelantada a su tiempo, qué supo encontrar un estilo distinto para comunicarse desde el arte. 

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